DE LOS COSMONISMOS
[Traducción de Roberto Q. S. robertoqs.neocities.org]
---Si bien el origen de los cosmonismos permanece incierto, en duodécadas recientes ha habido un progreso significativo en el campo de la zoología cosmónica. En cuanto a las teorías varias que abundan, solamente indicaré brevemente que ninguna de las explicaciones postuladas acerca de su origen han resistido aún a su escrutinio. A. G. Garis es quizá el proponente más franco de que ellos son «un producto secundario de la colonización humana»; la ADA parece segura de que ellos muestran marcas del trabajo mecánico, y aquellos de la escuela burcaniana sugieren un comienzo totalmente alienígena.
Para poder ilustrar plenamente la maravillosa y amplia complejidad que estas criaturas poseen, permitidme introducir algunas formas específicas que podríais encontrar, en caso que os aventuréis en esas regiones interestelares acostumbradas por los cosmópodos.
Los istatozoos (el nombre genérico de los habitantes del espacio que son los cosmonismos) existen como estructuras gigantes, compejas, orgánicas y cuasimecánicas. Parecen ser traslúcidos debido a sus paredes celulares exteriores, las cuales están compuestas comúnmente de microtúbulos de sílice. Esta estructura no cristalina forma un entramado semirrígido, capaz de curvarse, de estirarse, y más importantemente, de permitir un flujo controlado de sustancias hacia adentro y hacia afuera del cosmonismo. Istatozoos con estructuras neurales todavía no han sido descubiertos.
Los cosmonismos comúnmente se dividen en heterótrofos y autótrofos. De los autótrofos, los heliótrofos derivan sus energías de la radiación estelar y pueden ser encontrados en la órbita cercana de las estrellas, mientras que los dinátrofos derivan sus energías de las diminutas fluctuaciones de campo en el vacío del espacio y pueden sobrevivir profundamente adentrados en las regiones vacuas inexploradas. Los heterótrofos, por otro lado, ganan energía mediante el consumo y la digestión de materia inerte, tal como gas nebuloso, asteroides, planetoides, o más comúnmente, otros cosmópodos. Los heterótrofos han sido encontrados prosperando en muchas regiones variadas del universo observado.
Si bien todos los istatozoos están sujetos a los caprichos de los vientos solares, las corrientes gravitacionales, y los escombros espaciales a la deriva, casi todas las especies conocidas han desarrollado métodos de movimiento que varían de especie a especie. Los velates, por ejemplo, extienden grandes estructuras semejantes a velas e intentan aprovechar la propulsión de fuerzas naturales tal como los vientos solares. Los eyectates, por otro lado, expulsan su propio propelente, a menudo materia de desecho de la digestión, y maniobran de esa manera. Los grandes pseudópodos, sin embargo, son quizá los más desconcertantes, pues son capaces de alterar su estado molecular de sólido a gaseoso y de vuelta otra vez. Este cosmópodo altera una parte de sí mismo para que esté en forma gaseosa, se dispersa, y luego vuelve a transformarse en su posición nueva. Tal proceso también ha permitido a esta clase de cosmonismo consumir materia e incluso envolver vehículos espaciales.
Hasta el más simple de los «espacimales» (según el término lego) posee una belleza y una majestad inmensas. Los macroesténtores, que son unicelulares, por ejemplo, los cual son identificables por su larga forma tubular, son notorios por estar entre los cosmonismos unicelulares conocidos más grandes, y ha sido registrado que pueden alcanzar tamaños de hasta doce mil millones de kilómetros de longitud, con una masa de seis masas solares. Tales formas podrían, teóricamente, consumir sistemas enteros, según algunos hacedores de mitos y navegantes errantes han afirmado haber presenciado.
Otro aspecto asombroso del universo macrocosmónico es cuando espacimales diferentes encuentran una harmonía simbiótica y forman colonias. El afanizomenón mayor, por ejemplo, existe como dos cosmonismos simbióticos que forman tallos rígidos y delgados que están particularmente adaptados a extenderse a lo largo de los cinturones de asteroides. El voltox, también, es notorio por sus colonias esféricas que se expanden lejos, cruzando regiones de sendas de curvatura, muchas veces perturbando las rutas de los cargueros espaciales.
Algunas especies se han adaptado a una simbiosis con los sistemas humanos. La especie nalonas, por ejemplo, se ha adaptado a consumir productos secundarios del combustible de las astronaves, y expulsa gases útiles para los humanos. Los nalonas y otras especies similares han sido, hasta el momento---
El fragmento termina.
ANAX